Érase una vez en un pequeño pueblo en lo alto de la montaña, un lobo muy especial llamado Lucas. Lucas era un lobo bonachón y curioso que soñaba con volar entre las nubes como los pájaros. A diferencia de los demás lobos, a Lucas no le interesaba cazar conejos ni asustar a los animales del bosque, él solo quería cumplir su sueño de volar.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Lucas se encontró con un viejo buho sabio llamado Don Otero. El buho, al ver la tristeza en los ojos de Lucas, le preguntó qué le pasaba. Lucas, con timidez, confesó su deseo de volar entre las nubes y le pidió consejo a Don Otero.
El buho, tras pensar por un momento, le dijo a Lucas: ‘Para poder volar entre las nubes, necesitas encontrar la pluma mágica de águila real, la cual otorga el poder de volar a quien la posea. Pero ten cuidado, la pluma se encuentra en lo más alto de la montaña, en la cueva de la bruja Agripina’.
Lucas, decidido a cumplir su sueño, partió hacia lo alto de la montaña sin dudarlo. En su camino, se encontró con varios desafíos como un río caudaloso que tuvo que atravesar nadando y un campo de espinos que le hicieron detenerse y encontrar una manera de pasar sin lastimarse.
Finalmente, llegó a la cueva de la bruja Agripina. La bruja, al ver a Lucas, soltó una carcajada y le dijo: ‘¿Un lobo que quiere volar? Eso es ridículo’. Pero Lucas, con valentía, le pidió a la bruja la pluma mágica de águila real. Agripina, divertida por la insolencia de Lucas, decidió darle la pluma bajo una condición: debía superar una prueba.
La bruja Agripina llevó a Lucas a un precipicio y le dijo: ‘Para demostrar que realmente mereces la pluma mágica, debes saltar desde este precipicio y mantener el vuelo hasta llegar al otro lado’. Lucas, asustado pero decidido, dio un paso al frente y se lanzó al vacío.
Para sorpresa de todos, Lucas no caía como un lobo normal, sino que empezó a volar entre las nubes con la gracia de un águila. Los animales del bosque, asombrados, vitoreaban a Lucas quien, con determinación, llegó al otro lado del precipicio sano y salvo.
La bruja Agripina, impresionada por la valentía y determinación de Lucas, le entregó la pluma mágica de águila real. Lucas, agradecido, regresó al pueblo volando entre las nubes y cumpliendo su sueño. Desde ese día, se convirtió en el lobo que volaba entre las nubes, llevando alegría y esperanza a todos los que veían sus increíbles acrobacias en el cielo.
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