Había una vez en un lejano pueblo, un niño llamado Mateo que descubrió un libro muy especial en la biblioteca de su abuela. El libro se llamaba ‘El libro que llevaba al futuro’ y según decía la leyenda, quien lograra resolver los acertijos que guardaba, sería capaz de ver el futuro.
Intrigado por la posibilidad de conocer lo que le deparaba el destino, Mateo decidió abrir el libro y descubrir su primer acertijo. En una de las páginas, unas misteriosas palabras aparecieron escritas en letras brillantes: ‘Para llegar al futuro, primero debes entender el pasado. Encuentra la llave que abra la puerta del ayer’.
Sin saber muy bien qué significaba, Mateo se puso en marcha y decidió visitar al anciano del pueblo, Don Óscar, conocido por ser el más sabio de todos. Al explicarle el enigma, Don Óscar sonrió y dijo: ‘La llave que buscas está en tus acciones pasadas, en los actos de bondad y valentía que has tenido. Solo recordando quién has sido, podrás saber quién serás’.
Así, Mateo recordó todas las veces que había ayudado a sus amigos, a su familia y a desconocidos, recordó cómo había enfrentado sus miedos y desafíos. Y de repente, una pequeña llave de oro apareció en sus manos. Sabía que era la llave que abriría la puerta del ayer y le llevaría al futuro.
Con paso decidido, Mateo regresó a casa y buscó la puerta más antigua que pudo encontrar, la que llevaba al desván de la casa. Con un giro de la llave, la puerta se abrió lentamente y una intensa luz lo cegó por un instante.
Cuando Mateo pudo abrir los ojos, se encontraba en un lugar desconocido, rodeado de extrañas máquinas y luces parpadeantes. Una voz suave resonó a su alrededor: ‘Bienvenido al futuro, Mateo. Has demostrado tu valentía y tu bondad, y por eso has sido merecedor de conocer lo que te espera’.
Ante él, se desplegaba un paisaje increíble, con tecnología y avances que nunca hubiera imaginado. El futuro le aguardaba con grandes desafíos, pero también con inmensas oportunidades y sueños por cumplir.
Mateo comprendió entonces que el mayor secreto para llegar al futuro, era construirlo en el presente con cada pequeño acto de bondad, valentía y esfuerzo. Y así, con el corazón lleno de emoción, decidió regresar al presente para comenzar a escribir su propio futuro con las lecciones aprendidas en su viaje al futuro.
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