La aventura en el valle sin sombras

En un lejano valle, a los pies de una montaña mágica, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era valiente y curiosa, y un día decidió emprender una aventura en el misterioso valle sin sombras.

El valle sin sombras era un lugar especial donde nunca llegaba la luz del sol directamente, creando un ambiente misterioso y algo oscuro. Sofía sabía que en ese valle vivían criaturas mágicas y que solo aquellos con un corazón puro y valiente podían adentrarse en él.

Cuando Sofía entró en el valle, notó que las sombras parecían cobrar vida propia, moviéndose a su alrededor. No tenía miedo, pero sabía que debía estar atenta. Pronto, se encontró con un hada diminuta que le habló con una voz suave y melodiosa:

– Hola, valiente viajera. Has entrado en el valle sin sombras en busca de algo. ¿En qué puedo ayudarte? – dijo el hada.

Sofía explicó que había oído hablar de la magia que habitaba en el valle y que quería descubrir su propósito. El hada sonrió y le dijo que para encontrar la respuesta a su pregunta debía superar tres pruebas: la prueba de la valentía, la prueba de la sabiduría y la prueba del corazón.

La primera prueba consistía en cruzar un puente colgante sobre un profundo abismo. Sofía miró hacia abajo y sintió un escalofrío, pero recordó que era valiente y decidió avanzar. Con paso firme y el corazón latiendo con fuerza, cruzó el puente sin mirar atrás.

Al llegar al otro lado, se encontró con un búho sabio que le planteó la segunda prueba. Debía resolver un acertijo complicado que pondría a prueba su astucia y conocimientos. Tras meditar un momento, Sofía dio con la respuesta correcta y el búho la felicitó con un graznido de aprobación.

Finalmente, llegó la tercera prueba: la prueba del corazón. Sofía se encontró frente a un espejo mágico que reflejaba sus pensamientos más profundos y sinceros. Debía enfrentarse a sus miedos y dudas y demostrar que su corazón era puro y noble.

Con determinación, Sofía miró fijamente al espejo y habló con sinceridad sobre sus sueños, sus alegrías y también sus temores. El espejo comenzó a brillar con una luz cálida y reconfortante, y un arco iris apareció en el cielo, iluminando el valle sin sombras con colores brillantes y alegres.

El hada y el búho aplaudieron emocionados y revelaron a Sofía el verdadero propósito del valle sin sombras: era un lugar donde los corazones valientes y nobles encontraban inspiración y fuerza para seguir adelante en sus propias aventuras.

Sofía sintió una profunda gratitud y alegría en su corazón, sabiendo que siempre llevaría consigo la magia y la sabiduría del valle sin sombras. Con una sonrisa en los labios, emprendió el camino de regreso a casa, lista para nuevas aventuras y desafíos.


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