Había una vez, en lo más profundo del océano, una ciudad mágica escondida entre los arrecifes de coral. En esta ciudad vivían criaturas marinas de todo tipo, desde peces de colores brillantes hasta pulpos curiosos. Pero un día, un gran problema llegó a la ciudad.
El agua de mar que solían beber las criaturas se estaba volviendo cada vez más sucia debido a la basura que los humanos arrojaban al océano. Todos estaban preocupados y no sabían qué hacer. Fue entonces cuando Golfin, un delfín valiente y astuto, se ofreció para resolver el problema.
Golfin reunió a sus amigos más cercanos: Marina la tortuga sabia, Pablo el pulpo ingenioso y Estela la estrella de mar amorosa. Juntos formaron un plan para limpiar el agua de mar y salvar su ciudad.
Primero, Marina recordó una antigua receta de su abuela para purificar el agua. Necesitaban encontrar ciertas plantas marinas y minerales especiales. Pablo se ofreció a buscar estos ingredientes en las profundidades del océano.
Mientras tanto, Golfin y Estela organizaron a las demás criaturas marinas para recolectar toda la basura que flotaba en el agua. Fue un trabajo arduo, pero con la ayuda de todos, lograron mantener la ciudad limpia.
Después de un día entero de búsqueda, Pablo regresó con los ingredientes necesarios. Marina preparó la poción mágica y, uno a uno, fueron vertiendo el elixir en el agua de mar. Pronto, el agua empezó a brillar con un resplandor azul claro y la ciudad entera se iluminó de alegría.
Las criaturas marinas comenzaron a beber el agua purificada y, poco a poco, la ciudad volvió a la normalidad. Todos agradecieron a Golfin y a sus amigos por su valentía y determinación en ayudar a su hogar.
Desde ese día, los habitantes de la ciudad escondida entre los arrecifes recordaron la importancia de cuidar el océano y agradecer la belleza y la magia que este les brindaba. Y así, con trabajo en equipo y amor por su hogar, vivieron felices para siempre.
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