Había una vez, en un pequeño pueblo encantado, una niña llamada Marina. Marina era valiente y curiosa, le encantaba explorar cada rincón del bosque que rodeaba su casa. Pero lo que más le fascinaba a Marina eran los monstruos de la oscuridad. Todos en el pueblo temían a esos monstruos, decían que si te acercabas a ellos, te atraparían para siempre en la oscuridad.
Pero Marina no creía en esas historias, ella pensaba que los monstruos no eran tan malos como todos decían. Así que una noche, decidida a demostrarlo, se adentró en el bosque con una linterna en la mano.
Pronto, Marina comenzó a escuchar extraños ruidos entre los árboles. No le tuvo miedo y siguió caminando hasta que, de repente, vio dos brillantes ojos amarillos que la observaban desde la oscuridad. Era uno de los monstruos de la oscuridad, pero para sorpresa de Marina, en vez de gruñirle o asustarla, el monstruo comenzó a hablar.
– Hola, niña valiente – dijo el monstruo con voz grave. – ¿Qué haces aquí tan tarde?
– Soy Marina y he venido a conocerte. respondió ella con una sonrisa.
– Nadie ha querido acercarse a nosotros antes. dijo el monstruo sorprendido. – ¿No te dan miedo las historias que cuentan sobre nosotros?
– No, yo creo que todos merecen una oportunidad. contestó Marina con determinación.
El monstruo, conmovido por la valentía y bondad de Marina, decidió mostrarle su hogar en la oscuridad. Para su sorpresa, descubrió que los monstruos no eran criaturas malvadas, sino seres solitarios que solo querían compañía y amistad.
Marina pasó horas charlando con los monstruos, escuchando sus historias y contándoles las suyas. Pronto, se hizo amiga de todos ellos y juntos jugaron a divertidos juegos en la oscuridad, iluminados por la linterna de Marina.
Poco a poco, los habitantes del pueblo se dieron cuenta de que los monstruos de la oscuridad no eran tan temibles como creían. De hecho, empezaron a visitar el bosque para conocer a Marina y a sus amigos monstruos. La oscuridad ya no infundía miedo en sus corazones, sino curiosidad y fascinación.
Así, Marina demostró que la valentía, la bondad y la tolerancia pueden vencer cualquier clase de miedo o prejuicio. Los monstruos de la oscuridad encontraron en Marina una verdadera amiga y el bosque se convirtió en un lugar de encuentro y diversión para todos, sin importar su apariencia o procedencia.
Y colorín colorado, este cuento de Marina y los monstruos de la oscuridad se ha acabado. Recuerda, no juzgues a nadie por su apariencia, porque hasta el monstruo más temible puede ser un gran amigo en la oscuridad.
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