Ricitos de Oro

Había una vez una niña llamada Ricitos de Oro, conocida por su cabello dorado y rizado. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró una acogedora casita. Curiosa y aventurera, decidió entrar sin pensar que pertenecía a una familia de osos. Así comienza el clásico cuento para niños «Ricitos de Oro y los Tres Osos».

En la casa de los osos

Al entrar, Ricitos de Oro vio tres tazones de sopa sobre la mesa. Tenía mucha hambre, así que probó el primero, que era de Papá Oso, pero estaba demasiado caliente. Luego probó el de Mamá Osa, pero estaba demasiado frío. Finalmente, probó el de Bebé Oso, que estaba a la temperatura perfecta, y se lo comió todo.

Después, Ricitos de Oro quiso descansar. Probó la silla grande de Papá Oso, pero era muy dura. Luego se sentó en la silla de Mamá Osa, pero era demasiado blanda. Finalmente, encontró la silla de Bebé Oso, que era perfecta, pero al sentarse tanto tiempo, la rompió.

Un sueño interrumpido

Cansada, Ricitos de Oro subió al dormitorio. Primero probó la cama grande de Papá Oso, pero era demasiado dura. Luego intentó dormir en la cama de Mamá Osa, pero era demasiado blanda. Finalmente, se acostó en la cama de Bebé Oso, que era perfecta, y se quedó dormida.

El regreso de los osos

Mientras Ricitos de Oro dormía, los tres osos regresaron a casa. Al entrar, notaron que alguien había probado su sopa. Papá Oso rugió: “¡Alguien ha probado mi sopa!”. Mamá Osa dijo: “¡Alguien ha probado mi sopa también!”. Y Bebé Oso exclamó: “¡Alguien se ha comido toda mi sopa!”.

Luego vieron las sillas. Papá Oso dijo: “¡Alguien se ha sentado en mi silla!”. Mamá Osa comentó: “¡Alguien también se ha sentado en la mía!”. Y Bebé Oso lloró: “¡Alguien rompió mi silla!”.

Finalmente, subieron al dormitorio. Papá Oso dijo: “¡Alguien ha dormido en mi cama!”. Mamá Osa exclamó: “¡Alguien también ha dormido en la mía!”. Y Bebé Oso gritó: “¡Alguien está durmiendo en mi cama!”.

Una huida apresurada

Ricitos de Oro despertó sobresaltada al ver a los tres osos mirándola. Asustada, saltó de la cama y corrió fuera de la casa, adentándose en el bosque. Aprendió que no debería entrar en casas ajenas sin permiso.


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La moraleja del cuento

El cuento para niños de Ricitos de Oro nos enseña la importancia del respeto por las pertenencias de los demás y las consecuencias de la curiosidad desmedida. Además, nos muestra cómo cada uno tiene sus propias preferencias y necesidades.

Conclusión

«Ricitos de Oro y los Tres Osos» es un cuento para niños lleno de enseñanzas y momentos divertidos. Una historia ideal para leer en familia y aprender valiosas lecciones.

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