En un lejano reino, había un castillo muy especial llamado ‘El castillo de los sueños rotos’. En este castillo vivía una princesa llamada Luna, cuyo corazón estaba lleno de tristeza.
La princesa Luna había perdido la capacidad de soñar, y sin sueños, su vida se había vuelto gris y sin brillo. Cada noche, intentaba dormir esperando que algún sueño llegara a ella, pero nada ocurría. Sus ojos se cerraban pero su mente permanecía despierta, incapaz de encontrar la paz.
Un día, la princesa Luna decidió emprender un viaje en busca de una solución a su problema. Recorrió bosques encantados, cruzó ríos cristalinos y escaló altas montañas, hasta llegar a la morada de la sabia maga Estrella.
Al ver la tristeza de la princesa Luna, la maga Estrella le dijo: ‘El secreto para recuperar la capacidad de soñar se encuentra en lo más profundo de tu corazón. Debes enfrentar tus miedos y tus tristezas para poder volver a soñar’.
Así, la princesa Luna regresó al castillo decidida a enfrentar sus miedos. Cada noche, se adentraba en las profundidades de su ser, explorando recuerdos y emociones que había mantenido escondidos por mucho tiempo.
Una noche, en medio de su travesía interna, se encontró con una puerta cerrada con un candado. La princesa Luna sabía que detrás de esa puerta se encontraba su mayor dolor, el recuerdo de un sueño roto que la había marcado para siempre.
Con valentía, la princesa Luna tomó la llave que colgaba a su lado y desbloqueó la puerta. Al abrirla, se encontró frente a frente con el sueño roto, representado en una mariposa atrapada en una telaraña.
La princesa Luna recordó entonces aquel sueño que una vez tuvo de poder volar libre como una mariposa, un sueño que se vio interrumpido por el miedo y la inseguridad. Con lágrimas en los ojos, liberó a la mariposa y en ese momento sintió cómo una luz cálida inundaba su ser.
Al liberar su sueño roto, la princesa Luna sintió una paz y una alegría que no había experimentado en mucho tiempo. Esa misma noche, mientras dormía, los sueños volvieron a ella. Sueños llenos de color, de magia y de esperanza.
Desde entonces, la princesa Luna siguió explorando los rincones de su corazón, rescatando cada sueño roto y convirtiéndolo en una nueva oportunidad. El castillo de los sueños rotos se transformó en el castillo de los sueños cumplidos, y la princesa Luna volvió a brillar con la luz de la felicidad.
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