Érase una vez en un pequeño pueblo encantado, Vivían dos amigos llamados Mateo y Julia. Les encantaba explorar juntos el bosque mágico que rodeaba su hogar.
Un día, mientras jugaban, descubrieron una vieja máquina oxidada escondida entre los arbustos. En la máquina, había un letrero que decía: ‘Máquina de la Transformación’.
Curiosos, Mateo y Julia decidieron investigar qué hacía esa misteriosa máquina. Después de presionar algunos botones, la máquina comenzó a zumbar y a desprender destellos de colores.
De repente, la máquina comenzó a transformar la basura que la rodeaba en hermosas flores de todos los colores del arcoíris. Mateo y Julia estaban sorprendidos y al mismo tiempo felices al ver la magia que ocurría ante sus ojos.
Emocionados, decidieron llevar la máquina al pueblo para mostrarles a todos la maravilla que habían encontrado. Pero en el camino se encontraron con un problema: el malvado brujo del pueblo, que odiaba la belleza y la alegría, les bloqueó el paso y dijo con voz ronca: ‘¡Nunca permitiré que traigan esa máquina de basura a mi pueblo!’
Los valientes amigos, sin amedrentarse, le desafiaron, decididos a compartir la hermosa magia de la máquina con todos. El brujo, enojado, conjuró una poderosa tormenta de viento y tierra para detenerlos.
Julia, con astucia, recordó que la máquina tenía un botón especial para situaciones de emergencia. Rápidamente, lo presionó y la máquina creó un escudo protector a su alrededor, manteniéndolos a salvo de la tormenta del brujo.
Viendo que su hechizo no tenía efecto, el brujo desapareció entre una nube de humo, derrotado. Mateo y Julia, con determinación, continuaron su camino hacia el pueblo.
Al llegar, el pueblo quedó maravillado al ver las hermosas flores que la máquina había creado a partir de la basura. Todos celebraron y agradecieron a Mateo y Julia por traer tanta belleza a sus vidas.
Desde ese día, la máquina de la transformación se quedó en el pueblo, creando flores y alegría para todos los habitantes. Y Mateo y Julia siguieron siendo grandes amigos, explorando juntos y compartiendo la magia que descubrieron aquel día en el bosque mágico.
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