La aventura de Glotón en el parque de los juegos

Érase una vez en un lejano parque de los juegos, vivía un travieso oso llamado Glotón. Glotón era el mejor amigo de todos los niños y niñas del pueblo, pero a veces su gran apetito lo metía en problemas.

Un soleado día de verano, Glotón decidió unirse a un divertido juego de escondite con sus amigos. Todos los niños se escondieron, mientras Glotón contaba hasta cien.

Cuando Glotón comenzó a buscar a sus amigos, descubrió que se le había abierto el apetito y no podía resistir la tentación de ir a la máquina de chuches ubicada al otro lado del parque. Mientras devoraba golosinas, se dio cuenta de que se había olvidado por completo del juego y de sus amigos.

Los niños, preocupados por la desaparición de Glotón, decidieron dividirse en equipos para buscarlo. Pronto, escucharon ruidos de masticación provenientes de la máquina de chuches. Al acercarse, vieron a Glotón disfrutando de su festín.

«¡Glotón, Glotón! ¡Deja de comer y ven a jugar con nosotros!» gritó Valeria, una de las niñas del grupo.

Glotón, con la boca llena de chuches, respondió: «¡Oh, hola amigos! ¡Estaba tan ocupado comiendo que se me olvidó el juego!»

Los niños explicaron a Glotón lo importante que era para ellos jugar juntos y que su ausencia había arruinado la diversión. Glotón se sintió triste por haber decepcionado a sus amigos y decidió que debía hacer algo para solucionarlo.

«Tienen razón, amigos. Debo compensarlos por mi error. ¿Qué puedo hacer para enmendar mi comportamiento?» preguntó Glotón con sinceridad.

Los niños, al ver la actitud arrepentida de Glotón, le propusieron un desafío: debía superar un circuito de juegos en el menor tiempo posible. Si lo lograba, le perdonarían y podrían seguir jugando juntos.

Glotón aceptó el reto con entusiasmo y se dispuso a completar el circuito. El primer desafío era escalar una pared de cuerdas. A pesar de su gran tamaño, Glotón demostró ser muy ágil y logró subir la pared en un abrir y cerrar de ojos.

El siguiente desafío consistía en cruzar un puente colgante muy inestable. Glotón, a pesar de su peso, calculó cada paso con cuidado y logró atravesar el puente sin problemas.

El último desafío era una carrera de obstáculos que requería rapidez y agilidad. Glotón se concentró y corrió a toda velocidad, esquivando cada obstáculo con destreza.

Al llegar a la línea de meta, los niños estallaron en aplausos y brindaron a Glotón una segunda oportunidad. Este, emocionado y agradecido, prometió no volver a dejar que su apetito interfiriera con su amistad nunca más.

Desde ese día, Glotón aprendió a controlar su ansia por la comida y se convirtió en el amigo más leal y divertido del parque de los juegos. Juntos, él y sus amigos vivieron muchas más aventuras, demostrando que la amistad siempre es más importante que cualquier golosina.


Apúntate a la newsletter y recibe cuentos como este directamente en tu correo electrónico.


    CuentIA

    Receive a different story every day to tell your children at bedtime.
    Make going to bed a magical moment for the whole family.

    Legal information

    Privacy policy

    Legal advice

    Cookies policy