La aventura en la página que no terminaba

En lo más profundo del Bosque Encantado, vivía una pequeña hada llamada Luna. Luna era curiosa y valiente, y le encantaba explorar cada rincón de su hogar. Un día, mientras revoloteaba por el bosque, descubrió un libro muy especial en el claro de un árbol. El libro no parecía tener fin, sus páginas se sucedían una tras otra sin parar.

Curiosa, Luna decidió adentrarse en el libro y descubrir a dónde la llevaría. Al cruzar la primera página, se encontró en un hermoso jardín lleno de flores de colores brillantes. Fascinada, siguió avanzando, pero por más que caminaba, la página no parecía tener fin.

Confundida, Luna se detuvo y llamó a su amiga Estrella, otra hada del bosque, que la había acompañado en muchas aventuras. –Estrella, ¡ven rápido! ¡Necesito tu ayuda! –gritó Luna. Estrella acudió volando y, al ver la inmensa página que se extendía ante ellas, se quedó boquiabierta.

–¡Vaya, nunca vi un libro así! Pero no te preocupes, Luna, juntas encontraremos la forma de salir de aquí –dijo Estrella con determinación. Las dos hadas se dieron la mano y se adentraron en la página interminable, decididas a resolver aquel enigma.

Caminaron y caminaron, cruzaron desiertos de arena dorada, nadaron por océanos de aguas cristalinas y escalaron montañas altísimas. Sin importar cuánto avanzaran, la página seguía extendiéndose sin fin a su alrededor. Luna y Estrella estaban desconcertadas, pero se negaban a darse por vencidas.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegaron a un bosque oscuro y misterioso. El camino estaba bloqueado por un enorme dragón que custodiaba la salida. –¡Oh no, nunca podremos pasar! –exclamó Luna, asustada. Pero Estrella la miró con determinación y dijo: –No te preocupes, yo tengo un plan.

Estrella se acercó al dragón con paso firme y, con voz dulce, le habló: –Oh venerable dragón, permítenos pasar, no queremos causarte problemas. El dragón la miró con curiosidad y respondió con voz grave: –Nadie ha logrado cruzar este bosque antes, pero veo en ustedes determinación y valentía. Pasad adelante, valientes hadas.

Luna y Estrella cruzaron el bosque sin mirar atrás, sintiendo la mirada del dragón sobre ellas. Al salir del bosque, se encontraron frente a la última página del libro. En el centro brillaba una gema resplandeciente que emitía destellos de luz.

Estrella tomó la gema con cuidado y, en ese momento, la página empezó a cerrarse lentamente a su alrededor. Luna y Estrella se abrazaron, esperando que aquella fuera la salida. Y, finalmente, con un destello brillante, las dos hadas emergieron del libro, de vuelta al Bosque Encantado.

–¡Lo logramos, Luna! ¡Escapamos de la página interminable! –exclamó Estrella, emocionada. Luna asintió, con una sonrisa de oreja a oreja. –Gracias por haber estado a mi lado en esta aventura, Estrella. ¡Nuestra amistad es más fuerte que cualquier enigma!

Las dos hadas rieron y se abrazaron, agradeciendo haber superado juntas aquel desafío. Desde entonces, cada vez que veían un libro, recordaban la increíble aventura que habían vivido en la página que no terminaba, y sabían que, con valentía y amistad, podían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.


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