En un pequeño pueblo, vivía un niño llamado Marcos que siempre soñaba con poder volar como un pájaro. Un día, mientras exploraba el desván de su abuelita, descubrió una vieja chaqueta de cuero con extraños dibujos en la espalda. Al ponérsela, ¡oh sorpresa!, ¡se volvió invisible!
Emocionado, Marcos salió corriendo a la plaza del pueblo para probar su nueva habilidad. Pasó desapercibido entre los vecinos, jugando mil travesuras. Pero pronto se dio cuenta de que ser invisible también tenía sus desventajas. No podía hablar con nadie, nadie podía verle ni escucharle.
Confundido y un poco asustado, Marcos regresó a casa y se quitó la chaqueta. Al día siguiente, decidió llevarla a la escuela para contarle a su amiga Elena su increíble descubrimiento. Pero al ponérsela frente a ella, esta vez la chaqueta no funcionó. Por más que lo intentara, Marcos seguía visible como siempre. Elena se rió y le dijo: «¡Seguro que ha sido solo un sueño!»
Desanimado, Marcos se marchó a su casa pensando que quizás todo había sido producto de su imaginación. Sin embargo, esa noche, al escuchar un ruido en el jardín, se acercó sigilosamente con la chaqueta puesta y, de repente, ¡volvió a volverse invisible!
Al salir al jardín, Marcos descubrió que el ruido provenía de un pajarito atrapado en un arbusto. Sin dudarlo, decidió ayudarlo a escapar. Con su invisibilidad, logró acercarse al pájaro sin asustarlo y liberarlo con cuidado. El pajarito, agradecido, revoloteó alegremente alrededor de Marcos antes de partir hacia el cielo.
Desde ese día, Marcos supo que la chaqueta no funcionaba por arte de magia, sino que solo se activaba cuando tenía la oportunidad de hacer algo bueno por los demás, sin esperar nada a cambio. Y así, se convirtió en el héroe invisible del pueblo, ayudando secretamente a quienes lo necesitaban, siempre con una sonrisa en su rostro.
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