La Sirenita

Había una vez, en lo más profundo del océano, una hermosa sirena llamada Ariel, aunque muchos la conocían simplemente como La Sirenita. Vivía en un castillo de coral junto a su padre, el Rey del Mar, y sus hermanas mayores. Aunque su hogar era maravilloso, La Sirenita soñaba con algo más: quería conocer el mundo de los humanos.

Cada vez que un barco pasaba por encima del agua, Ariel nadaba hacia la superficie para ver a las personas, sus luces, sus canciones y sus bailes. ¡Todo le parecía mágico! Guardaba en su gruta tesoros del mundo humano que encontraba en el fondo del mar: tenedores, espejos, libros y estatuas.


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    El príncipe humano

    Un día, durante una fuerte tormenta, Ariel vio que un barco se hundía. En él viajaba un joven príncipe que cayó al mar. Sin pensarlo dos veces, La Sirenita nadó rápido, lo rescató y lo llevó a la orilla. Al ver su rostro dormido, Ariel sintió algo nuevo: su corazón latía con fuerza. Se enamoró.

    Desde ese día, solo pensaba en él. Pero había un problema: ella era una sirena, y él un humano. Nunca podrían estar juntos… a menos que sucediera algo mágico.

    La bruja del mar

    Ariel, decidida a estar con el príncipe, fue a visitar a la bruja del mar, una criatura poderosa y misteriosa. La bruja le ofreció un trato: le daría piernas humanas para poder caminar y conocer al príncipe, pero a cambio, Ariel debía entregarle su hermosa voz. Si en tres días el príncipe no se enamoraba de ella y le daba un beso de amor verdadero, Ariel volvería al mar… y no como sirena, sino como prisionera de la bruja.

    Aunque sabía que era arriesgado, Ariel aceptó.

    La Sirenita

    La vida en tierra

    A la mañana siguiente, Ariel apareció en la playa, con piernas, pero sin voz. El príncipe la encontró y la llevó a su castillo. Ariel intentaba decirle que ella era la chica que lo había salvado, pero sin palabras, solo podía sonreír y esperar que él la reconociera.

    Pasaron los días y Ariel y el príncipe pasaron mucho tiempo juntos. Se divertían, paseaban, reían… Pero justo cuando parecía que el príncipe se estaba enamorando, la bruja del mar apareció disfrazada de humana y usando la voz de Ariel. El príncipe pensó que ella era la chica que lo había rescatado.

    El final mágico

    El corazón de Ariel se rompió… pero sus amigos del mar, un pez alegre y una gaviota traviesa, descubrieron la verdad y rompieron el hechizo. La voz de Ariel volvió y el príncipe supo quién era realmente la sirenita.

    El hechizo estaba por terminar, pero el amor verdadero triunfó. El príncipe besó a Ariel justo a tiempo, salvándola de volver al mar. El Rey del Mar, al ver la felicidad de su hija, usó su magia para que pudiera vivir con el príncipe para siempre, sin perder su voz ni su alegría.

    Desde ese día, La Sirenita vivió feliz en el mundo humano, pero nunca olvidó el brillo del mar ni la belleza de sus sueños.


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    Moraleja del cuento

    Este cuento infantil de La Sirenita nos enseña que el amor verdadero es fuerte y valiente, y que nunca debemos dejar de soñar. También muestra que a veces, hay que hacer sacrificios para conseguir lo que uno desea, pero siempre con el corazón lleno de esperanza.


    Autor del cuento

    El cuento original de La Sirenita fue escrito por Hans Christian Andersen y publicado por primera vez en 1837. Aunque existen muchas versiones modernas, su historia sigue siendo un clásico de la literatura infantil.

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