Había una vez en un pequeño pueblo, un chico llamado Mateo que soñaba con volar tan alto como el viento y recorrer todos los rincones del mundo. Desde que era muy pequeño, Mateo pasaba horas mirando el cielo y sintiendo la suave caricia del viento en su rostro.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Mateo se encontró con una hada mágica que le dijo: ‘Si quieres volar como el viento, debes demostrar tu valentía y tu bondad en una gran prueba’.
Mateo, emocionado por la posibilidad de cumplir su sueño, aceptó el desafío sin dudarlo. La hada le explicó que debía encontrar y liberar a un pájaro mágico atrapado en lo alto de la montaña más alta del reino. Solo entonces, podría convertirse en parte del viento.
Con valentía en el corazón, Mateo emprendió su viaje hacia la montaña. En su camino, enfrentó peligros y desafíos, pero nada lo detenía en su misión. Finalmente, llegó a la cima de la montaña y descubrió al pájaro mágico atrapado en una jaula de cristal.
‘No temas, pequeño pájaro. He venido a liberarte’, dijo Mateo con ternura mientras abría la jaula. En ese momento, una luz brillante envolvió al pájaro y a Mateo, y juntos se elevaron en el aire.
De repente, Mateo sintió como si su cuerpo se desvaneciera y se fundiera con el viento. Se convirtió en parte de la brisa suave que acariciaba los campos y las montañas, viajando a lugares lejanos y llevando esperanza y alegría a todos los corazones.
Desde entonces, Mateo, el chico que se volvió parte del viento, siguió surcando los cielos y cuidando de la naturaleza con amor y dedicación, recordando siempre la importancia de la valentía y la bondad en su increíble aventura.
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